Dentro del programa Lugo+Biodinámico se llevará a cabo la restauración de una zona de humedal en As Gándaras
Desde el año 1977, el 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales para conmemorar que seis años antes se firmó un convenio en la ciudad iraní de Ramsar pionero en reconocer la importancia de este tipo de ecosistemas, que en muchos casos han sufrido una grave degradación. Un ejemplo de ese deterioro progresivo podría ser la zona de humedal situada en el cabecera del río Rato, cuya recuperación se han propuesto los promotores del proyecto Life Lugo+Biodinámico -una iniciativa liderada por el Concello que cuenta con una aportación europea de 1,8 millones de euros y en la que participa, entre otros, la Universidade de Santiago- para incluirla en el paseo periurbano del Rato y darle un fin divulgativo e investigador.
Uno de los objetivos del proyecto es conseguir que este humedal sea declarado Espacio Natural de Interés Local (Enil). Antes de alcanzar esta fase, habrá que realizar la restauración ecológica de la zona que, “a pesar de su degradación, puede recuperarse”, explican los investigadores Antonio Rigueiro y Esther Fernández, quienes señalan que “el desconocimiento por parte de la población de la importancia de estos hábitats hace que se lleven a cabo prácticas que ponen en peligro su conservación”, como el vertido de escombros y residuos sólidos urbanos.
Uno de los objetivos del proyecto es conseguir que este humedal sea declarado Espacio Natural de Interés Local (Enil)
Cuando están bien conservados, los humedales presentan una gran diversidad de fauna, con presencia de pequeños roedores, aves, reptiles, anfibios e invertebrados, además de tener “un gran potencial de acoger especies de vegetación acuática y servir de estación de paso a numerosas especies de aves y otros animales”, dado que los árboles y arbustos propios de estas zonas les resultan muy atractivas.
El humedal de As Gándaras presenta numerosas especies vegetales autóctonas, como alisos, sauces y abedules, entre otras, aunque también otras que no son propias de la zona, como pequeños bosquetes de pino gallego y pino de Monterrey. “La mayor parte de estos ejemplares de pino ya han alcanzado una altura considerable y en algunos de ellos se puede apreciar una falta total de cuidados culturales después de la plantación, por ejemplo la ausencia de podas, lo cual se traduce en una gran acumulación de ramas desde cerca de la base del tronco, dificultando la transitabilidad”, apuntan los especialistas.
También hay ejemplares de sauce llorón en la carretera que da acceso a la urbanización limítrofes. Tanto estos como los pinos, impiden “la recolonización de la flora autóctona circundante” y restan calidad pisajística. Se han identificado, además, especies invasoras, como el lilo de verano, la falsa acacia y el corre que te pillo, que compite con la vegetación natural y la desplaza.
A pesar de la presión de la actividad humana, se mantienen varios hábitats naturales de interés comunitario y la diversidad faunística “es bastante elevada”, con especies con distinto grado de protección, como el sapillo pintojo ibérico, el lagarto verdinegro, la curruca rabilarga, el milano negro, el sapo partero, el tritón jaspeado, la culebra lisa europea, el lagarto verdinegro y la rana patilarga, estas dos últimas endemismos ibéricos.
El programa de intervención se centrará en eliminar la flora impropia y, especialmente, las plantas invasoras, con el fin de conservar la biodiversidad y el paisaje. Finalmente, se transformará el humedal en un espacio público abierto orientado a la divulgación, la educación y la investigación. La idea es que “sirva para aumentar la sensibilidad medioambiental de la sociedad y que se integre en las rutas de naturaleza de la periferia de Lugo”.